sábado, 10 de agosto de 2013

La tortura del ‘guasap’



No me gusta el WhatsApp. Me parece algo sumamente aburrido, simple y que corta toda comunicación; más que facilitar el contacto creo que lo aleja; no entiendo cómo es posible que haya gente continuamente enganchado a él.
Me saca de quicio tener que mandar más de cuatro o cinco mensajes hablando del mismo tema, por eso, cuando veo que la cosa va para largo prefiero llamar por teléfono y tener una conversación oral antes que estar mensajito va y mensajito viene. Cuando lo uso soy más de, por ejemplo:

Yo: Hola, ¿quedamos a tomar un café?
Él: No, no puedo, en estos momentos estoy ocupado.
Yo: Ah, vale, no te preocupes. Pues nada, otra vez será.
Él: Sí, ya te digo algo y quedamos mañana.
Yo: Vale, cuando quieras. Hasta pronto.
Él: Adiós.

Ya está. Para cosas así, rápidas, quedar con alguien, un recordatorio, etc. y no para que me cuenten su vida con 200 mensajitos. Hace unos días un amigo me contó sus vacaciones letra a letra. Al quinto o sexto lo llamé y me colgó el móvil diciendo que no podía hablar ¡y me tuvo casi media hora diciéndome como se había tostado al sol!
Un ejemplo de conversación que me cabrea es la que voy a escribir a continuación y que prometo que es real:

Él: ¿Cómo estás?
Yo: Bien, estudiando.
Él: Joer macho, ¿no vas a salir a tomar una cerveza?
Él: Simbolito de la jarra de cerveza.
Yo: Sí, más tarde, en una hora o así. Ahora estoy acabando unas cosas.
Él: ¿Dónde vas a ir?

Llegados a este punto ya me estaba saturando, así que decido llamarlo y me cuelga la llamada.

Él: Tío, que no puedo hablar. Estoy en el curro.
Yo: Pues nada, vamos a dejarlo no sea cosa que te pillen con el móvil y tengas problemas.
Aclaración 1: Realmente lo que quiero decirle es: Pues deja de dar por el culo, ponte a currar y cuando salgas me llamas.
Él: No tranqui, el jefe está en otro sitio.
Él: Simbolito con ojos cerrados y sacando la lengua.
Yo: Bueno, pues entonces cuando salgas me das un toque y quedamos, ¿vale?
Él: Ok.
Yo: Venga, hasta luego.

A los dos minutos.

Él: Oye, hazme un favor y ve al estanco y cómprame tabaco.
Él: Simbolito del cigarrito.
Yo: De acuerdo.
Él: Nobel.
Yo: Sí.
Él: Gracias
Él: Simbolito con el dedo levantado.
Él: Díselo a Fernando por si le apetece venir.
Yo: Vale se lo diré.
Aclaración 2: Realmente lo que quiero decirle es: Todo esto se lo podrías haber dicho a él y no darme la tabarra a mí.
Él: Venga tío. Luego te llamo. Voy a currar a ver si acabo.
Yo: Hasta luego.
Él: Ya no te entretengo más.
Yo: Chao.
Aclaración 3: Esto era por educación, ya que mi paciencia estaba al límite. Realmente lo que quiero decirle es: Paso de quedar hoy contigo. Que te den ‘¡pesao!’.

Inmediatamente apago el móvil durante un buen rato no sea cosa que a mi amigo se le haya olvidado decirme algo o haya alguien que se acuerde de mí.
Pues sí. Hay ‘guasap’ y ‘guasaperos’ que se ponen muy pesados. ¡Y ya no digo nada cuando hay dos o tres que te ven ‘en línea’ y te bombardean con mensajitos y simbolitos! A veces la tecnología no siempre es para facilitar la vida.

4 comentarios:

Tierra dijo...

Odio el guasap distorsiona la información e induce a error, ni te ves, ni te escuchas, sólo me gusta para expresar determinadas frases.

Un beso.

Anónimo dijo...

El wasap y todo lo que rodea al móvil no lo soporto, ves a la gente por la calle mirando la pantalla como si estuvieran hipnotizados y algunos/as con una sonrisa estúpida.
Tengo el móvil para emergencia o una necesidad cuando no tengo el fijo al lado, no lo quiero para otra cosa.
Cuando alguien me pide el número del móvil siempre digo “que no tengo”, ando con mucho cuidado a quien doy el número. Para no encontrarme con tontería continuamente, como un wasap que recibí el otro día que decía; que tenía que reenviarlo a 6 personas para que no me pasara nada malo a mi o algún familiar, otro todo lo contrario ”salud, dinero y amor”. El ultimo para votar en una encuesta sobre Gibraltar. Para esto sirve el wasap ”para dar el coñazo”.
Y lo que menos me gusta y esto me lo dijo un conocido que trabaja en una empresa de telefonía, aparte que nos graban todo lo que hablamos y sin permiso, en todo momento saben dónde estamos ya que reciben nuestra ubicación mientras tenemos el móvil conectado.
Es con nuestro derecho a la intimidad con lo que juega esta gente y lo detesto.

Tierra dijo...

Benja, te doy toda la razón, siempre digo que esto de "sentirse observado" no trae nada bueno.

Un saludo.

Luis López dijo...

Saludos veraniegos sin guasa p.